José Manzaneda, La
Pupila insomne -31 dicembre 2015
Pochi giornalisti
nella grande stampa scritta spagnola superano in arroganza, ignoranza e odio
per la Rivoluzione Cubana la redattrice del giornale ABC Carmen
Muñoz, che in un recente articolo analizza il processo di dialogo che da un
anno si svolge fra Cuba e USA, con una conclusione esplicita: "I passi
fatti da Obama per ridurre le restrizioni non hanno avuto un’adeguata risposta
da parte di Castro”.
ABC difende così la cosiddetta diplomazia del "do ut
des", che Cuba dovrebbe praticare come stanno facendo –ci si dice- gli
Stati Uniti. Però questo schema nelle negoziazioni si applica solo nelle
relazioni internazionali equilibrate, simmetriche. Quali sanzioni, quale blocco impone Cuba alle imprese o ai cittadini
statunitensi? Quale territorio è occupato -quale “Guantánamo”- da parte di Cuba
negli Stati Uniti? Con quanti milioni Cuba finanzia i media, i partiti o i
candidati "dissidenti" negli Stati Uniti per imporvi un
ordine costituzionale socialista?
La tesi di ABC è quella dell'estrema destra, la più ossessiva:
gli USA dovrebbero allentare l’assedio economico sulla popolazione solo se il
Governo cubano cambia l’ordinamento politico interno:
"Il più grande ostacolo –scrive la giornalista Carmen Muñoz- sta
nell’insistenza di Castro nell’affermare che il Paese non rinuncerà mai
ai suoi principi e ai suoi ideali, mentre Obama riafferma noi
difenderemo sempre i diritti dell’uomo e i valori universali che stiamo
difendendo nel mondo intero.”
Molto evidente: il regime che ha invaso o
attaccato 149 Paesi, che ha oggi la più grande popolazione carceraria del
mondo, che ha praticato la tortura legalizzata negli ultimi anni, il Paese in
cui la polizia ammazza 2 persone al giorno e in cui 125 persone muoiono
giornalmente perché non esiste una sanità pubblica... non solo ha la
monumentale sfacciataggine di presentarsi come il protettore dei diritti umani
a Cuba ma dispone anche di un esercito di giornalisti mercenari nel mondo
intero -come la suddetta Carmen Muñoz- che ripetono le sue fandonie e difendono
le sue barbare azioni. (…)
Finché i media spagnoli continueranno ad essere di proprietà del grande
capitale –banche, immobiliari, ecc.- giornalisti come Carmen Muñoz
continueranno a riportare all'opinione pubblica, acriticamente, un messaggio
perverso: che gli Stati-Uniti hanno il diritto d'intervenire nella politica di
Cuba e di altri Paesi del mondo. Tutto continuerà uguale finchè non esisteranno
leggi che proteggano il diritto alla comunicazione per coloro che, proprio
perché denunciano tutto questo, continuano a soffrire la censura sulle proprie
opinioni.
Esiste una forza politica in Spagna con coraggio sufficiente per affrontare
questa questione?
La perversión
mediática del quid pro quo en el diálogo Cuba-EEUU.
Por José Manzaneda
Pocos
periodistas en la gran prensa escrita española superan la arrogancia,
ignorancia y odio contra la Revolución cubana de la redactora del diario ABC Carmen Muñoz (1). En un reciente texto, titulado
“El embargo y los derechos humanos, los grandes obstáculos de las relacionesCuba–EEUU”, analizaba
dicho proceso de diálogo, que acaba de cumplir un año (2). Con una conclusión
explícita: “Los pasos de Obama para relajar restricciones no han
tenido la respuesta correspondiente de Castro”.
El ABC hacía así
una defensa de la llamada diplomacia “quid pro quo” –es decir, ceder para
obtener cesiones- que Cuba debería practicar, como lo está haciendo –nos dice-
EEUU (3). Pero este esquema negociador se aplica solo en relaciones
internacionales equilibradas, simétricas. ¿Qué sanciones –qué bloqueo- impone
Cuba a empresas o ciudadanos estadounidenses? ¿Qué territorio ocupado –qué
“Guantánamo”- tiene Cuba en EEUU? ¿Con cuántos millones financia Cuba a medios
de comunicación, partidos o candidatos “disidentes” en EEUU para imponer un
orden constitucional socialista (4)?
La tesis del ABC es la de
la ultraderecha más rancia: EEUU solo debería aflojar el cerco económico a la
población de la Isla, si el Gobierno cubano cambia su ordenamiento político
interno. “El mayor obstáculo –nos dice la periodista Carmen Muñoz- es la
insistencia de Castro en que su país `no renunciará a (sus) principios e
ideales (…)´, mientras Obama reitera: `siempre defenderemos los derechos
humanos y los valores universales que apoyamos en todo el mundo´”. Es obvio: el
régimen que ha invadido o atacado 149 países, que tiene hoy la mayor población
carcelaria del mundo, que ha practicado de manera legal la tortura en los
últimos años (5), cuya policía da muerte a dos personas al día (6), y donde 125
personas fallecen –también cada día- por no existir un sistema gratuito de
salud pública… no solo tiene la monumental caradura de presentarse como el
valedor de los derechos humanos en Cuba. Además, cuenta con un ejército de
periodistas mercenarios en todo el mundo –como Carmen Muñoz- que repiten sus
mentiras y defienden sus barbaridades.
Para ello, esta
redactora cita a “observadores” o “analistas”, una suerte de jueces imparciales
anónimos. Nos dice, por ejemplo, que en el diálogo hay “mejor voluntad por
parte estadounidense que cubana, (según) coinciden distintos observadores”. O
que “distintos analistas consideran al régimen (cubano) como único responsable
de la situación económica del país y el embargo una excusa para su
inmovilismo”. Y cuando conocemos el nombre de estos
“analistas”, todos –sin excepción- son representantes del establismenthbipartidista
estadounidense (7). Aunque siempre con una clara preferencia: la ultraderecha
militarista de Miami. Es el caso de Jaime Suchlicki, director del
Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami,
sufragado –igual que la “disidencia” cubana- con millones de dólares de los
fondos federales (8), y que defiende a ultranza el poderío militar de EEUU en
el mundo (9). Mientras los medios
españoles sigan siendo propiedad de los grandes capitales –bancarios,
inmobiliarios y de otros sectores- periodistas como Carmen Muñoz seguirán
llevando a la opinión pública –sin oposición alguna- un mensaje perverso: que
EEUU tiene derecho a intervenir en la política de Cuba y de otros países del
mundo (10). Todo seguirá igual mientras no existan leyes que amparen el derecho
a la comunicación de quienes –precisamente por denunciarlo- siguen sufriendo la
censura de sus opiniones (11).
¿Habrá alguna fuerza
política española con la suficiente valentía para encarar, de una vez por
todas, este debate?
coordinador de Cubainformación
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